Si me hubieras preguntado hace un año qué opinaba de vender por internet, te hubiera dicho lo de siempre: “Está bueno, pero entre la comisión, el envío y los impuestos… ¡me queda menos que al vendedor del tren!”.
Hasta que un día, medio por casualidad y medio por necesidad, me crucé con algo que me cambió la manera de vender: Alamaula. Una plataforma de clasificados gratis, sin vueltas ni comisiones ocultas, que me hizo sentir por primera vez que la venta era mía, no de otro. Te cuento cómo fue.
Tengo una ferretería en José C. Paz. Chica, familiar, con todo lo necesario para arreglar desde una canilla hasta una puerta. Durante años vendíamos en el barrio, de boca en boca. Pero con la pandemia y después con la inflación, las cosas se pusieron duras. Empezamos a mirar internet como una salida, como una forma de ampliar clientes.
Y ahí fue cuando me metí en la jungla de las plataformas grandes.
Me abrí una cuenta en uno de los sitios más conocidos (sí, ese que estás pensando), y al principio fue todo entusiasmo. Fotos, descripciones, precios competitivos… ¡todo listo! Y vendí. Pero cuando llegó el resumen... entre comisión de venta, comisión por usar su pasarela de pago, retención de impuestos y comisión sobre el envío, terminé ganando menos que vendiéndole al vecino fiado.
Ahí me agarró la bronca. ¿Cómo puede ser que uno trabaje, invierta, publique y el que gana más sea el que no movió un tornillo?
Un domingo a la tarde, mientras me clavaba unos mates con bizcochitos y googleaba “vender sin comisiones en Argentina”, apareció la palabra mágica: Alamaula.
Pensé que ya no existía. Me acordaba de haberlo visto hace años, como esos sitios de antes donde publicabas de todo. Entré. Me encontré con un diseño limpio, ágil, y lo mejor de todo: publicar era gratis, sin comisiones, sin intermediarios. Como en los viejos tiempos, pero renovado.
Probé subiendo un producto que tenía de más stock: una caja de herramientas marca Truper. Valor de mercado: $45.000. En la otra plataforma, me hubieran descontado como $9.000 entre comisiones y cargos varios.
En Alamaula, no pagué nada. Solo tuve que:
Crear una cuenta (gratis y en menos de 2 minutos).
Cargar las fotos (mejor calidad, más fácil que en otros sitios).
Escribir un título llamativo y una descripción.
Poner el precio. Y listo.
Ni bien publiqué, me llegó un mensaje directo al WhatsApp de un flaco de Caseros. Me preguntó si seguía disponible, coordinamos en el mismo día, y se la llevé. Me pagó en mano, sin drama. Toda la ganancia fue mía.
Después de esa venta, seguí subiendo productos. Cada día me sorprendía más: sin límite de publicaciones, sin que me obliguen a usar un sistema de pago, sin que me llenen de mails automáticos ni me cobren por destacar un anuncio.
Y lo mejor: no sentía que alguien me “robaba” la venta. Porque eso es lo que pasa hoy en muchas plataformas: vos hacés todo el laburo y ellos te cobran como si fueran tus socios. Pero Alamaula no te cobra nada. Es un espacio realmente libre para publicar.
Sí. Al principio pensé que solo era para vender cosas usadas entre particulares. Pero después vi:
Gente alquilando departamentos.
Pymes vendiendo productos nuevos.
Profesionales ofreciendo servicios.
Autos, motos, muebles, celulares, ropa, electrodomésticos… hasta maquinaria agrícola.
Alamaula es como una vidriera sin intermediarios, donde podés mostrar lo que hacés o tenés, sin sentir que te exprimen.
Otra cosa que me gustó: la comunicación siempre es directa entre comprador y vendedor, pero Alamaula también te da tips de seguridad. Te mandan mails aclarando que “nunca te van a llamar” (muy importante para evitar estafas), y te recuerdan que no compartas datos sensibles.
Además, como el contacto se hace por WhatsApp o mensaje, vos decidís con quién tratar. Y podés bloquear si algo no te cierra.
No te digo que me hice millonario. Pero las ventas por Alamaula me ayudan a mover stock, llegar a gente que no pisa la ferretería y recuperar lo invertido. Muchos clientes incluso después me recomiendan o vuelven a comprar.
Y todo sin pagar comisión. Eso solo ya me pone contento.
Porque es de los pocos espacios que quedan donde el vendedor sigue siendo el dueño de su venta. No te encajonan en un algoritmo, no te cobran por respirar, no te obligan a seguir reglas absurdas. Subís tu producto, llega gente real, y si vendés, ganás vos. Punto.
Además, no necesitás saber de marketing digital ni tener un logo. Es una solución simple y gratuita para cualquier persona que tenga algo para vender o alquilar.
Sacá buenas fotos: que se vea claro, con fondo neutro y buena luz.
Usá títulos que enganchen: ejemplo “Bicicleta rodado 26 como nueva – Entrego en zona oeste”.
Poné precios reales: no inflados, que después espantan.
Respondé rápido: los que compran online están apurados.
Usá bien las categorías: ayuda a que te encuentren fácil.
Mi primera venta online fue más que una transacción: fue el momento en el que entendí que se puede vender en internet sin perder plata ni cabeza. Y lo hice gracias a Alamaula, esa plataforma que parecía de otra época, pero que hoy está más viva que nunca.
Si tenés algo que vender, alquilar o promocionar, probá Alamaula. Es gratis, simple, sin comisiones, y lo mejor: es tuyo. Vos vendés, vos ganás.
¿Querés empezar hoy mismo?
? Entrá a www.alamaula.com.ar, elegí tu categoría y publicá gratis tu anuncio.
Porque en Alamaula, el trato es directo. Como siempre fue.



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